RELATOS SOBRE EL VALLE DE ELQUI. 1944


Hermoso lugar cordillerano, reunión de dones de la naturaleza, óptimo para “cura de clima”, regala a la vista su exuberancia vegetal, ubicada al término del “valle de Elqui”, se encuentra “Paihuano” con Aduana por estar colindante al pueblo argentino de  “San Rafael“ donde nos sorprendió un violento sismo y que fue terremoto en esa parte de Argentina. Ocurrido el año 1.944.

“Paihuano”  rico en flores, frutas: uvas, tunas, duraznos y  paltas. Pueblo generoso en su afabilidad, todo lo ofrecían, cualquier espectáculo que se ofrezca son recibidos “ con  los brazos abiertos” , porque es una manera de matar  la monotonía del  lugar, estas caravanas de cómicos, excéntricos en sus rostros y vestimentas hablando un lenguaje inusual, propio de su profesión artística, empleando los más curiosos medios de propaganda, desprovistos de ninguna clase de “tontos prejuicios" y salen a la calle como les dio en gana y hacen pintorescos “convites”  al pueblo acompañándose de música, desfiles de “cabezones“ y  de “fantasmas” bailando y arrojando volantes, mientras un regimiento de chiquillos y perros les siguen, unos gritan y rien y otros ladran y la gente asoma sus rostros por las ventanas o salen afuera a ver a esa “murga de locos”.

En Paihuano sucedió también esto, el teatro Municipal de esa localidad se vio luego lleno de bancas de la escuela primaria y los vecinos al aproximarse la hora de la función llevaban al hombro sus sillas a la sala de espectáculos, esto se debía  a que en esos pueblitos nortinos  reflejan su entusiasmo por el teatro y el circo, olvidándose  de  la aseveración de que “pueblo chico, infierno grande” deba regir, uno escasamente lo ve así, porque pasa de “carrerita”, de ahí que en ese sentido poca luz pueda aportar, salvo pocas excepciones todos los pueblos de Chile me han agradado, reconociendo que para uno que es artista, no son para vivir, sólo para pasar el rato. Por eso que pude observar, que la ausencia de distracciones permiten que algunas damas casadas, de puro aburrimiento, le pongan “cachos” a sus maridos y de esto se aprovechen los audaces que nunca faltan.

Retrocediendo voy del pueblo “Paihuano" a  “Pisco”  montado  arriba de un camión viajando en torno de un precipicio y bordeando  peñascos de un cerro que se encontraba al lado opuesto al abismo y haciendo contínuas curvas, debido a la configuración del terreno, lo que me obligaban a tener que constantemente  agacharme para evitar que me azotaran la cabeza, así y todo  quedaba con la impresión de la pérdida de algún miembro de mi cuerpo, sólo cuando pasaba esas peligrosas pruebas a que estaba sometido, recién, en esos momentos, me convencía que estaba íntegro mi cuerpo. Después de haber recorrido ese accidentado camino, pero con fuertes emociones por el magnífico panorama de alturas y abismos llegamos por fin a “Pisco”.

“Pisco “ nos recibió con la fragancia del huesillo, porque llegamos exactamente a la época de “la pela” a la cual se dedican familias enteras; hasta los pequeñuelos, en pelar el durazno, el que lo dejan en una estera que cuelgan en el techo de las casas, expuestos a los rayos solares, allí se opera la transformación de duraznos a huesillos.

En Pisco hay un famoso lugar  donde se puede “catar” diversos ricos vinos llamado: “Los nichos” que constituyen verdaderas tumbas con cepas de variadas fechas de elaboración, el que las prueba, corre el peligro de retirarse en cuatro patas. De este pueblo data el pisco chileno puramente de uva. Y son los “curas" los que los administran.

Diaguitas, fue un lugar que se caracterizaba por la locuacidad de la gente, se hablaban de acera a vereda en alta voz, preguntándose zambacanuta y muchas veces por largos segundos, recuerdo haber ido a anunciar nuestro espectáculo a un teatro que en esos momentos estaba repleto con un público que aplaudía a los noveles aficionados al teatro, demostrando la existencia de una excelente inquietud artística. No obstante, a que teníamos la competencia, que podía desplatar al pueblo, no nos falló y  tuvimos un teatro colmado de público y con jubilosa  reacción.

“ Peralillo”, florido, mucho verde y frutas. El conductor del taxi era un boliviano que le tenían por sobre nombre “el pluma“, en realidad era una manera de decir irónica, porque contrariamente resultaba “pesado” tanto por su cuerpo como por su carácter el viaje es bello, primero hay una bajada que se atraviesa por un puente frágil, luego por una angostura de camino, que en sus partes laterales hay árboles, especialmente higueras.

Vicuña, que pasa a ser la capital del valle, y que por lo mismo el pueblo más importante de esa región  más que nada porque  en “Monte Grande“ fue donde nació nuestra poetiza  Gabriela Mistral, porque poco o nada puedo decir de Vicuña por sólo haber estado menos que de paso, recuerdo que de ella se decía, que además de  tener una pródiga naturaleza sus, habitantes vivían calmadamente, los paltos se llenaban de su fruto y los cosechaban cuando el árbol los botaba.


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