Estando
alojado en Valparaíso, en casa del matrimonio Parada Alvarez; mis tíos y
habiéndome independizado de la Compañía Ching Fu luego de una exitosa gira por
el Sur realizada igual que el Circo Chamorro en donde incluso sin ayudante
montaba un espectáculo de magia basado en pruebas de telepatía y alquimia, no
obstante de vuelta solo pude encontrar un trabajo “estable” en el Cabaret Royal
lugar muy preciado por la bohemia y los extranjeros que se entregaban a la
lujuria, la bebida y los espectáculos con los que se entretenían, tuve que actuar en base a la venta de
horóscopos que había recibido en permuta con un charlatán al cual le enseñé
algunos trucos de magia, papelillos de acuerdo al mes en que cada persona
había nacido y que los asistentes sacaban que contenían predicciones realizadas
con una ortografía detestable, pero que en ese recinto, frecuentados por prostitutas y marineros extranjeros y
bohemios no afectaba para nada.
En otra
ocasión actuando en el “Royal” y haciendo una prueba de Telepatía, para
motivar la venta de esos horóscopos, de pronto se agarraron a trompadas unos
marineros de distintas nacionalidades, llovían las sillas y las botellas y el
desorden reinaba en aquel lugar llenos
de improperios golpes y escupitajos junto a toda clase de groserías,
zancadillas e individuos trapeando el suelo, en otra ocasión se organizo en
uno de estos recintos un carnaval de putas con desfiles semi desnudas, globos
serpentinas cornetas y música en vivo con una orquesta típica argentina, en
medio de esta algarabía me las arreglaba para actuar logrando que se produjera
el silencio expectante ante mi acto.
No faltó el
soplón que llevó la noticia a mis tíos y estos escribieron a mi madre
expresando su preocupación por el descarrío de su sobrino menor, que se
encontraba a su cargo, esto me llevó a dejar el cobijo de esta casa y tuve que
recurrir no teniendo otra posibilidad de trabajo que insistir en los horóscopos que me sacaban de apuros cuando el
número de ilusionismo era gratuito y en cambio cobraba a quienes adquirían esos papelitos y en el
tipo de recintos en donde podía encontrar gente dispuesta a pagar por esta
tontera.
Estando un
día en la Plaza Echaurren de Valparaíso me reconoció un contertulio asiduo a
los Cabaret en los que había actuado llamado como “El Turco“ el que se
autodesignó mi representante artístico, aduciendo que por falta de la adecuada
promoción de mis facultades estas se estaban perdiendo, este personaje en sus
correrías era famoso por sus tallas, las que normalmente prodigaba a los
maricones y trasvestis, hasta que uno de ellos, un Argentino que imitaba a la
declamadora Berta Singerman, el que ante las mofas y remedos del Turco, le
espetó en público “así mismo empecé yo“ dejándolo callado por primera vez .
Mi representante me planteó un día que porqué no lo hacía
en la caleta “El Membrillo” aprovechando que los pescadores estaban recién
pagados, como estaba sin dinero, accedí a la propuesta del “Turco” como lo
llamaban los que lo conocían, llegamos sin que nadie lo supiera y para caracterizarme
debí ocupar los waters como camarín, estaba poniéndome el kimono de mandarín
chino, cuando apareció “El turco” con una cuchilla que había cambiado por unas
pescadas que anteriormente habíamos obtenido atracando botes de pescadores las
cuales no pudieron ser vendidas y me ordenó
que me volviera a cambiar y que se suspendía mi improvisada actuación
porque había logrado un contrato para un circo que estaba trabajando en el
cerro “El Litre” de Valparaíso con lo
este “patudo” demostraba que resultaba eficiente en mi representaduría que
llevaba sin mi consentimiento.
Así sin más
que aceptar todas las circunstancias que se me ofrecían fue que por primera vez
en mi vida tuve que trabajar en un circo pobre que lideraba un empresario
llamado “Lagartija”, que según decía era el más viejo que quedaba en esas
lides, este Circo estaba compuesto por toda su familia la que se repartía los oficios de Tonys, trapecistas,
contorsionistas y músicos de la banda y cuando me vio, quiso de inmediato que
interpretara a Manuel Rodríguez en una obra que el quería presentar y que era
su máxima aspiración, la verdad es que cuando llegamos a la caleta ballenera de “Quintay “.
Diversos
sucesos que se produjeron allí determinaron que me viera obligado a renunciar a esta empresa rasca, primero que nada me habían prestado una
envejecida carpa gitana como habitación
y camarín, la que al no tener nada en el frente se colaba todo el frío
y el viento hacia adentro y especialmente en las noches sufría horrorosamente
las inclemencias de esta zona.
Para más
abundar las calamidades coincidió con mi permanencia en esta caleta un maremoto
que se había producido en Japón con su replica en las costas Chilenas, en la
Noche mientras me trasladaba a algún local comercial de la Caleta me encontré
inesperadamente con grandes cantidades
de muebles en los cerros que habían salvados los pescadores, ya que primero se
replegaron a una gran distancia las aguas del mar formando una gran playa con roqueríos que
hasta el momento aparentemente eran inexistentes y luego de un corto tiempo
empezaron a devolverse las aguas para enseguida hacer desaparecer la caleta e inundar todas las casa de los
pescadores, no me quedó otra cosa que ayudar
en el salvataje de las personas que se encontraban allí, y también a
subir los muebles de su pertenencia.
En esa oportunidad ante la insistencia tuve que
dedicarme a la quiromancia y por primera vez y nunca más debí sacar la suerte, tal vez por ver mi carpa en que aparecía como gitano es que esa gente se le
ocurrió esa mala idea, que sin embargo me deparó buenos dividendos para
iniciar el retorno a Valparaíso y proyectar mi viaje en forma completamente independiente a algunos lugares del norte chico de Chile
tales como “Los Vilos”, Melipilla, Petorca
La Ligua y “El Melón “.
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