Encontrándome en las canchas de fútbol de Coquimbo; según me cuentan, se realizó en una oportunidad,
un partido de fútbol entre los tradicionales
equipos de La Serena y su
contrincante: Coquimbo ambas escuadras; a pesar de estar a menos de 30
minutos, no se pueden ver, por lo que este verdadero clásico del balompié atrae a un público enfervorizado que
ruidosamente trascienden en gritos y
“pullas” entre ellos.
Debo dar a
conocer que en Coquimbo hay un producto que nadie deja de comprarlo y es el
pescado ahumado o como le llaman ellos: “machuelos” y en La Serena hay 1 Seminario
Secular, 18 iglesias y 3 Capillas una variedad de sacerdotes y monjas.
A las 4 de la tarde decrece el trajín diario, gente
ceremoniosa, huele a aristocracia colonial a incienso y rezo, tiene edificios
interesantes como la ilustre municipalidad casona de tipo colonial abrazada
cordialmente por jardines con dos orgullosas matas de plátanos, anticipándonos un ligero rasgo
de la flora tropical, no se olviden que estamos en Mayo de 1.944.
Volviendo al
susodicho partido de fútbol; cuentan: que llevando ventaja en el escord el equipo de Coquimbo el público coquimbano súbitamente y de rodillas y golpeándose el
pecho decían a gritos “por los póstumos
responsos de los hijos de curas” en medio de un brusco silencio interrumpido
por campanillas que irrumpen en la cancha en un ensordecedor tintineo como después los serenenses al
encontrarse superados a los coquimbanos en la cuenta de goles arrojaban a la cancha “machuelos” o pescado ahumado.
De esa
manera devolvían la afrenta de que habían sido objeto durante el partido.
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