¿NOS TOMAMOS LA MONEDA?


Cuando fue candidato por la Derecha el General Don Carlos Ibáñez Del Campo, se crearon diversas Secretarías Políticas y luego de que fuera conocido por mi oratoria de carácter nacista  en asambleas que se realizaban en la secretaria general de la candidatura ubicada en la calle Nataniel cerca de Tarapacá y que con argumentos sumamente patrioteros y con mucha influencia de Nietzsche (El Súper-Hombre) rápidamente me destaqué.


Así fue que me asignaron la jefatura de una Secretaría Independiente ubicada en la Décima Comuna  (calle Franklin  cerca de Portugal) pasando a ser nominado Presidente de ella, en ese entonces, tenía cerca de 18 años, con todo el entusiasmo y el dinamismo propio de la adolescencia y probablemente con la rebeldía del hijo al padre y a mi familia (que eran totalmente contrarios a esa candidatura), por lo que fui absorbido totalmente por las atenciones que debí tener al local dedicándole las 24 horas y más del día en las múltiples actividades originadas por él.

Debo decir, que mis padres se encontraban en la ciudad de Valdivia lo que aprovechaba para desaparecer tranquilamente 3 días del hogar, lo que angustió a mis hermanas que diariamente leían por la prensa de los múltiples asesinatos perpetrados por razones políticas, en realidad tenía a seis miembros de mi familia que adherían a la posición política de mi padre contraria a la candidatura aludida.

En la Secretaría mi labor fue múltiple, subiéndome a postes, para colocar lienzos de propaganda, realizando concentraciones en el local y agitación callejera, llegando a la plaza “Bogotá” donde hacía uso de la palabra y regresando por las calles hasta la Secretaría política.

Durante el tiempo que funcionó la candidatura tuvimos variadas adhesiones  como la de la Viña Valdivieso que se “cuadraron“ con una cuota diaria de caldo de Champagne Valdivieso la que obsequiaron gratuitamente y por voluntad propia y para la atención de las personas que concurrían a ella, también recibimos la visita de Rodolfo Von Gotlich quien nos ilustró la manera de “hacer terror blanco” y nos proporcionó un tubo de azufre en caso de ser atacada la secretaría política y hasta el cura Palma (de la orden Domínica), se nos dejó caer brevemente .

La cuestión es que siempre había una gran concurrencia y corría en abundancia el caldo de champagne, aunque yo permanecía abstemio, debiendo locutear por la radio Patria y cantando temas alusivos a la Campaña. 

Curiosamente tuve espontáneos “guarda espaldas” cuando debí recorrer la popular calle Franklin en las noches cuando regresaba a mi hogar en Escanilla 350 cerca de Vivaceta “Hornillas” como la llamaban. Se me dijo que no hiciera caso si era atracada una mujer, porque esa era la trampa que se les hacía  a los ingenuos para robarlos y atacarlos.

Tuve que caminar varias cuadras por la calle Franklin hasta llegar al paradero de los tranvías 36 que crepitaban ruidosamente  por  los rieles en que se deslizaba, el paradero iniciaba su recorrido en la calle Chiloé y yo iba al comienzo del barrio Independencia cercana a la estación Mapocho.   

La candidatura del general Carlos Ibáñez Del Campo tuvo en contra al senador y ex Presidente de la República Don Arturo Alessandri Palma  quien en una concentración pública realizada en la Avenida Bulnes dio brusca vuelta al electorado nacional, obteniendo la mayoría en la elección presidencial Don Juan Antonio Ríos apoyado por  la Izquierda, de Chile.

Cuando se supo el resultado eleccionario nos reunimos en la secretaría general  que estaba en Nataniel cerca de la calle Tarapacá. Allí recorría la pequeña fila de jóvenes el Capitán Lazo, militar en servicio activo, quien nos proporcionó pistolas a cada uno de nosotros y el loco Miguel Ángel nos hacía cuadrar a cada instante, todos preparados para tomarnos “La Moneda “ por asalto, cuando llegó la contra orden de abortar la aventura, un pequeño grupo fuimos a la secretaría “Fernández Concha“ y con gran asombro pudimos observar como muellemente sentados, fumando puros y bebiendo espirituosos vinos de exportación celebraban su derrota los dirigentes de los partidos Conservador y Liberal.

Luego después, en el local del “Ejercito de Salvación”, que dirigía el hermano Genaro concurrí a la fundación del PONI (Partido Obrero Nacional Ibañista) y cuando iba a ser su presidente tuve que renunciar, por haber sido llamado al “Servicio Militar Obligatorio” pensaba que esta obligación estaba primero, por lo que con mis 45 kilos a cuesta me presente el día en que me citaron al Regimiento Buin.

Ese día junto a un numeroso grupo de jóvenes fuimos formados en una larga fila, allí un sargento inició una perorata en donde solicitó que todos los que querían realizar el servicio militar tenían que dar tres pasos adelante cuestión que realicé sin duda alguna, mayúscula fue nuestra sorpresa al escuchar al Sargento que descartó a todos los voluntarios ya que según él los que tenían que hacerlo eran los que se habían quedado atrás, así fue como me vi afuera con un certificado del médico que declaraba que quedaba exento del servicio Militar por incapacidad física.


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