JESUCRISTOS


En el año 1.944 estando en la 8ª Región en la “Semana Santa”, habían varios artistas que constituyeron una compañía de teatro, para representar  “La Pasión y Muerte de nuestro señor Jesucristo”, para lo cual, se ocupó “Los campos de deportes de Concepción”, un recinto abierto en donde se congregó una enorme cantidad de público.

En esta representación de las siete estaciones del martirio participaba un nutrido elenco, que se repartían los personajes principales, a mí se me pidió que hiciera el papel del juez  Anás y el otro papel de “Juez Caifás” lo interpretaría Alex Rojo, que era un tenor lírico que andaba por esos lugares.

Completaba este elenco, Vina Martínez que era una soprano lírica de dudosa vida sexual y que paradojálmente le correspondía desempeñar  el papel de María, la madre de Cristo, el rol de  Judas lo representó un actor homosexual Guillermo Gana Edward reconocido por el mismo de esa condición, finalmente representando el papel de Poncio Pilatos estaba un viejo artista del espectáculo; Italo Martínez que tenía un carácter terriblemente neurótico.

Para esta escenificación se contrató a una numerosa comparsa que constituiría el pueblo presente en todas las escenas, para ello se adiestró previamente a algunos de los individuos de la muchedumbre, para que portaran supuestos clavos y martillos para que en el momento indicado por el “libreto” se procediera a la crucifixión que en realidad eran amarras suficientemente camufladas a la simple vista.

Cuando el actor que representaba a Cristo ya se encontraba “clavado” y un grupo de personas intentaban, a gran esfuerzo,  parar la cruz, una pesada pieza de madera, la que junto al peso del corpulento “cristo“, se bamboleaba peligrosamente para todos los lados, haciendo que el actor, que era  un español que se llamaba Anibal Reyna, chillara que era un gran contento y vociferase las más ingratas y selectas groserías, los micrófonos y parlantes distribuidos  en ese estadio, se encargaban de trasmitir con gran nitidez, los “coños”, “huevones de mierda” “quieren matarme los hijos de puta” y otras linduras que  estaban a la orden del día.

Tamaño era el asombro que demostraba el público y los propios comparsas ante el espectáculo de un Cristo que con tanto descaro pudiera dirigirles a un público religioso y devoto  ¡Cosas y terminología de las “ Tablas” que eran tan gruesa como la madera¡

Don Amable Larraguibel, era un Empresario de los teatros de Concepción y Talcahuano, haciendo honor a su nombre, nos contrató pese a lo ocurrido, para funcionar en esta última sala de espectáculo, producto de las discusiones por los problemas ocurridos anteriormente  se produjo la deserción de Guillermo Gana Edward debiendo duplicar  su papel Italo Martínez: como “Judas” y ”Poncio Pilatos”, a todo esto por todas las desavenencias producidas pasaban las horas y no empezaba la función provocando el abandono del teatro de los 12 comparsas que harían los doce apóstoles para “La última cena”.

Fue entonces que Anibal Reyna que había observado que dentro de los espectadores había un profesor con sus pequeños alumnos sentados en la sala de espectáculos, pidió que me aproximara al profesor  y le pidiese que nos prestara a 12 de esos niños, a lo que de puro aburrido, de que no empezara nunca la función accedió solícito.

Fue así que alumnos de un kinder garden vestidos con ropajes apropiados, maquillados y con barbas postizas fueron instalados a lo largo de una mesa dejando a la vista sólo sus caras apegadas a la plataforma, simulando personajes viejos tapando con chales, los pies colgando de la banca,  con lo que ante el público se pudo representar “La Ultima Cena”  y el resto de las escenas incluyendo la crucifixión en donde con la tramoya adecuada se pudo dar por finalizada esa “mala pasión y horrorosa muerte de Cristo.”





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