Catapilco


En un día que había sido muy lluvioso me tocó preparar un  espectáculo de magia de la compañía de mi cuñado Arturo en la localidad de Catapilco, esta localidad se haría famosa por la participación en política de su sacerdote, el que llegó a ser  candidato a Presidente de la República de Chile y que posteriormente pasó a ser Diputado ante el Congreso Nacional, el día anterior este se encontraba en lo mejor de una pichanga con sotana arremangada y feroces chutes, cuando le anunciaron nuestra presencia suspendió su participación y muy amablemente no tuvo inconveniente alguno para facilitarnos su local.


En esa época era solamente un  cura de pueblo, y tenía junto a su parroquia una sala que funcionaba como teatro, adyacente al escenario en el patio interior, se producía una enorme poza para los días lluviosos, por lo que usualmente se encontraban nadando en ella varios patos, deslizándose por las aguas acumuladas en ese lugar .

En mi calidad de partenaire del espectáculo me pidió mi cuñado; el mago de la función, que declamara para cerrar la función, lo que hice con el tema “El violín de Yanko” una larga poesía romántica, cuando iba en el pasaje más emotivo y dramático de esa recitación, que dice así:  “...y al morir Yanko dice......: “cuac“ "cuac” "cuac”, eran los patos que se ponen a graznar desaforadamente, provocándome una incontenible risa por lo que no  pude agregar la parte final de esa poesía “¡madre, la selva canta y canta el bosque y canta la llanura. etc, etc...

Con la canción final de los patos, la risa general y los aplausos, se dio por terminada nuestra actuación con inusitado éxito, en ese pueblo tan campesino y con aquellas características tan propias. como lo era  ese sacerdote que marcó una época de Chile, la “del cura de Catapilco”, que terminó como sinónimo de agua fiesta ya que su escasa votación fue determinante para impedir el triunfo de Salvador Allende en uno de sus intentos de llegar a la presidencia.

En uno de esos pueblos cuando con un megáfono se estaba anunciando la función  que se realizaría en ese lugar, de pronto, un individuo que se hallaba sentado en la acera de su casa comenzó a gritar en alta voz: “atorrantes, vagabundos”  a lo que mi cuñado respondió: “tu serás, que no estas haciendo nada....”

En Los Vilos viajando sólo en el Longitudinal conocí a Francisco Hito que era un Uruguayo que andaba con un sombrero “cucalón” propio de los exploradores y estaba haciendo una gira por distintos países, para finalizarlo con un encuentro con Eleanor Rooselvet esposa del presidente de Estados Unidos, para lo cual  portaba un cuaderno que hacía firmar a las autoridades con las que se contactaba.

Llegamos a este balneario de noche y sin conocer a nadie, pero como en el viaje mi amigo Hito había conversado con un anciano pasajero del tren les caímos en gracia y nos convidó a alojarnos a los dos en su casa, el Sr Echiburú  vivía con su anciana esposa y tenían una gran y gorda oveja bien lanuda que los acompañaba igual que una mascota, estos ancianos fueron unos excelentes anfitriones  que además resultó que conocían a un mi tío político mío Arturo Parada, compartiendo los  buenos recuerdos que tenía de él.

En un pequeño teatro de esta caleta de pescadores realicé mi rutina de siempre, pese a la poca población que existía en esa época, bastaba un pequeño bolanteo y la noticia terminaba alborotando a medio mundo, asegurándose una nutrida y heterogénea concurrencia, ya de vuelta de mi gira decidí pasar al pueblo el Melón, pueblo predominantemente minero que me auguraba una buena acogida.

En la foto: Ana Alvarez de Boraseaux  y Benito representante legal y productor.

 


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